Si alguna vez imaginaste volar lenta y plácidamente sobre un escenario maravilloso como si fueras un pájaro, pero sin ningún esfuerzo y en completa armonía con la naturaleza... eso es lo más parecido a un vuelo en globo.
Disfruta de un amanecer o atardecer volando sobre viñedos y olivares con el imponente fondo de la Cordillera de los Andes. Sin dudas es un plan perfecto para conocer Mendoza desde lo alto.
Desde el aire se aprecian las parcelas de plantaciones de viñedos, olivares, frutales, y el preciado líquido de oro, “el agua”, que se visualiza como zigzagueantes canales, acequias e hijuelas (pequeños canales entre plantaciones por donde circula el agua).
Los visitantes se asombran al ver desde el aire, a los hacedores rurales, “los peones”, que, al paso de los globos, no dudan en saludar con sus chupallas.
Los vuelos pueden programarse a solicitud de un grupo de personas motivados para la celebración de algún momento especial como un casamiento, cumpleaños, despedida de fin de año o cualquier tipo de celebración que merezca conmemorarse desde lo más alto. Cada vuelo dura 45 minutos aproximadamente, desde el despegue hasta el aterrizaje.
Los vuelos pueden realizarse durante todo el año dependiendo el estado de la atmósfera y cuando los vientos calmos invitan a llevar a cabo este paseo, para ello el piloto a cargo toma la decisión del despegue con días de anterioridad y en el caso que no sean adecuadas las condiciones meteorológicas, se le comunica al grupo de entre 8 y 9 personas que es lo máximo permitido por vuelo, la realización o postergación del servicio, aunque siempre puede reprogramarse.
El viaje es seguro y antes de comenzar la experiencia se brinda una charla referida a seguridad. Una vez finalizado el vuelo y ya fuera del canasto se realiza el gran brindis con un vino tinto o blanco, espumante, característicos de Mendoza y se entrega el “certificado de vuelo” que marcará el recuerdo inolvidable de cada participante.